(La siguiente entrada NO tiene como objetivo motivarte a ver esta película)
Continuamos acercándonos paso a paso a la entrega de los premios Oscar 2021 y a medida que avanzamos, se intensifica la posible controversia que puedan generar los ganadores de este año. Cuando nos aproximamos a la fecha de entrega las especulaciones se hacen cada vez más fuertes y las demás galas funcionan como antesala para las favoritas. Sin embargo, el año pasado tuvimos varios giros inesperados con Parasite, siendo la mayor ganadora de la noche y llevándose las estatuillas mas anheladas. Este año, en HdA, tenemos la sensación de que los tiros no serán por dónde ha sido pronosticado y las sorpresas serán varias. Nosotros apostamos por Minari como una de las más grandes merecedoras del premio a mejor película. En la siguiente entrada exponemos las razones.
Esta película tiene un abanico de
características que la convierten primeramente, en una pieza artística
recomendable a cualquier público. El lenguaje, el ritmo, el tema, la acción;
todo fluye en sintonía con una idea principal que se distribuye
pacientemente a medida que avanza la trama. Todo se narra como una transición paulatina y natural, como el paso que el día le da a la noche, o la calma
antes de la tormenta, finalmente será un arcoíris sobre el ocaso iluminando este pequeño emprendimiento que sostiene toda la historia y podría ser una bendición
o una perdición.
Minari trata sobre una
familia Coreana de cuatro integrantes que en la década de los 80’ se muda a una
tierra fértil en los Estados Unidos con la intención de fundar una granja, que funcione para proveer los sustentos necesarios para sobrevivir en el extranjero, a
esto se suma la visita de una abuela muy particular que intentará que los
pequeños del hogar no pierdan contacto completo con su cultura Coreana.
Allí lo tenemos, ya con
la premisa podemos conectar con temas interesantes y muy actuales en nuestro
país como lo son la emigración, la familia, el emprendimiento, el significado de
ser un equipo o el siempre presente poder del amor. Encontramos de todo: frustraciones,
risas, tragedias, inconformidades, belleza natural, el sacrificio y más.
Steven Yeun resucita
después de su paso por The Walking Dead para sorprendernos con un pequeño hombre
de grandes ambiciones, de huesos estándar, pero de voluntad férrea; una
voluntad que luego terminará poniéndose en su contra. Nos agrada percibir su aura indiferente y obsesionada. Esta muy bien lograda interpretación le otorgan una
nominación como mejor actor principal enteramente merecida. También da la
sensación que sus habilidades continúan en crecimiento y lo veremos en el
futuro con más nominaciones, en un año en que no compita con la muerte de Chadwick
Boseman por su participación en Ma Reiney´s Black Bottom.
El pequeño Alan Kim es
una ternura por completo y es el responsable de abrirnos el corazón y ponerlo
de rodillas para sufrir con las circunstancias que se van desarrollando. Realmente valioso el aporte de este personaje para la historia. Por otro lado,
su hermana es la que pasa más desapercibida entre todos, a excepción de un par
de momentos en los que se luce, su mayor esplendor aparece cuando debe cuidar
de su hermano menor.
Han Ye-Ri hace de la madre. No solo es silenciosa, contenida y hermosa frente a la cámara, carga con todos los personajes, sus preocupaciones y necesidades, vela por todos y los cuida como su tesoro más preciado por encima de lo demás. El rol de la madre en esta familia es sumamente importante. Dura y repleta de fortaleza interior. Menos es más, y es difícil que sea demasiado. Gratamente complacido con este personaje y con su destreza, de lo mejor de la película.
Finalmente tenemos al
personaje que descoloca todo para acercar a la familia hacia el amor verdadero,
el necesario, el que salvará al mundo. También es el símbolo más importante de
la película junto al Minari mismo. Sus constantes lecciones de humildad y su
intento por preservar una cultura, transgredida por los mismos inmigrantes, es
probablemente el tesoro mas sagrado que protege esta historia. La importancia
de no divorciarnos de nuestro origen, lo que trasciende, de aquello
que no es reemplazable. Todos esos aspectos se colocan en una balanza en las
dos horas de filme y al final tal vez nos llevemos una importante lección, si
hemos prestado suficiente atención a ella.
Esta es una película muy
merecedora de ser premiada y si no logra ganar no tendría
absolutamente nada de qué avergonzarse, es global, es cultural, es fresca, es
hermosa y es real. Minari tiene todos los componentes de una gran película a su
favor. Ahora, debemos aceptar que la fuerza con la que se presenta Nomadland, coloca a la protagonista de esta entrada como una posible sorpresa casi en todas las categorías en las que compite. En
este momento parece una lástima, ya veremos el lunes después de los premios.
Minari, al igual que la planta de la cual proviene el nombre de la película, es un símbolo de renacimiento, de levantarse después de caer, de resurrección espiritual, de no perder la esperanza y no separarse del amor. Una película que no tiene nada que ver con Venezuela, pero como en Venezuela abundan los humanos, diríamos que muchos Venezolanos habrían de sentirse identificados con ella. Porque es una película sobre la humanidad dentro de cuatro paredes y con la presión que impone sobrevivir en una tierra fértil y virgen.
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