(La siguiente entrada NO tiene como objetivo motivarte a ir al teatro)
Regresamos al teatro con una obra que de alguna forma representa una señal del estado en el que se encuentra el teatro en Caracas o al menos en la compañía nacional. Si esto no es lo que refleja este montaje, entonces se refiere a un agravio al estatus y el prestigio de esta agrupación, un ejemplo de como deben o no hacerse las cosas, o tan solo, un tigre que perjudica a todos los involucrados de una forma u otra. Esperamos que sea un resultado pasajero. Finalmente, "Destino Libertad".
Destino Libertad
La mas reciente representación de la compañía nacional de teatro llega a su fin (por los momentos) y los resultados son muy subjetivos. En este caso, en HdA seremos lo más objetivos posible teniendo como principal instrumento de medición los trabajos anteriores de la misma compañía nacional como lo son "
10 minutos", "Popol Vuh" u "Oscuro de Noche".
Comenzando por lo positivo tenemos una propuesta en el texto maravillosa. Los versos de Federico García Lorca, Andrés Lizárraga y César Rengifo, están unidos en uno solo. Están Francis Rueda de Pinto como Mariana Pineda, Livia Méndez como Juana Azurduy y Aura Rivas como la Brusca respectivamente en el escenario. Como foco principal la libertad. Tres maravillosas actrices, música en vivo, Gerónimo Reyes en la iluminación y el emblemático Alberto de Paz y Mateos para la representación. Todo está servido en bandeja de plata y por alguna misteriosa razón se quedó servido sin que nadie se lo comiera.
Todo el montaje va de tres sillas, tres luces y hablar. Esto, para empezar y para terminar es increíble. Teniendo un mundo de posibilidades por hacer, las actrices duran toda la obra en el mismo lugar, únicamente diciendo el texto que para los mas conocedores habrán leído y escuchado muchas veces. Y es que no tiene nada de malo que sepamos de que va lo que dicen, pero, ¿solo fuimos al teatro a escuchar a tres mujeres hablar? En HdA realizamos un debate y no concebimos que esto sea un error o una equivocación. Lo único que nos queda por pensar es que al principio la obra era de una forma y finalmente se redujo a esto. (Nosotros presenciamos una de las últimas). Sea como sea, resulta ser una falta de consideración mayúscula con el espectador, porque impulsan al público a hacer una inversión en la que no ve los frutos por los que está pagando, lo cuál, consecuentemente lleva a una decepción que le hace pensar dos veces si hacer una siguiente inversión. Esto, en la circunstancia actual, es un gran egreso para nuestra empresa teatral venezolana que se ve afectada por trabajos como este, que se encuentran por doquier en las salas de nuestra ciudad pero que nunca esperaríamos ver en la compañía nacional de teatro.
Es una decepción por todas partes porque tenemos a la maestra Aura Rivas que no decae ni un segundo en su energía y expresa con fuerza y teatralidad a pesar de estar toda la pieza sentada. Tenemos a Livia Méndez que endulza y engatusa al público con una gran interpretación en todos los sentidos, pronuncia y vive cada palabra y cada canción. Tenemos a Francis Rueda con una técnica impecable, siempre vislumbrando perfección en el escenario. Y, a pesar de tener estos maravillosos recursos, no logramos sostener el interés en la representación. Resulta un esfuerzo muy grande mantener la atención en un discurso con el que en primera instancia nos encontramos lejanos y además, no existe ninguna propuesta que plantee un intento por atrapar al espectador. Es acaso alguna especie de símbolo o mensaje mantener a estas tres maravillosas actrices sentadas contándonos tres historias; que por alguna razón, también pierden la oportunidad de encontrarse cara a cara, de cruzarse en algún mundo paralelo o después de la muerte. Nada, solo tenemos, tres sillas, tres luces y el texto que ya conocemos.
Esta es sin dudas una decepción que esperamos que sea pasajera. En HdA no podemos hacer la vista gorda de una representación de esta clase, teniendo en cuenta que hay otros montajes de altísimo nivel con menos público asistiendo a sus salas, menos propaganda en las redes sociales y menos remuneración para el esfuerzo de los artistas, pero, trabajos artísticos de calidad.
Aplausos de pie para estas maravillosas mujeres que hacen un grandísimo esfuerzo por apegarse a una propuesta que no propone y por ser profesionales hasta el punto de sacar oro de una mina de carbón. ¿Esta es la libertad que buscamos? Vayamos al teatro a encontrarla.
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